Lo que te funciona a ti no tiene por qué funcionarle a tu amiga, tu vecina o tu expareja.
Tu placer es tan único como tus curvas, tus gustos y tu forma de caminar por la vida.

A veces te apetecerá algo salvaje, como unos tacones altos.
Otras veces, algo cómodo, como unas sandalias suaves.
Y muchas, solo querrás andar descalza, sentir y explorar sin prisa ni presión.

Lo importante es que se sienta bien para ti. Que no duela, que no apriete, que no te haga perder el equilibrio con tal de encajar.

Cómo saber si “ese zapato” no te queda

Aquí van algunas pistas de que ese tipo de sexo no es para ti (al menos ahora mismo):

• Terminas fingiendo más que disfrutando.

• Tu cuerpo se tensa en vez de relajarse.

• Te centras más en complacer que en sentir.

• Sales de la experiencia más confundida que conectada.

No es culpa tuya. Es que, literalmente, ese modelo no te encaja.

Reinventa tu forma de vivir el placer

La sexualidad femenina es dinámica, y tiene derecho a evolucionar contigo.
Lo que hoy no te gusta, puede encantarte mañana.
Y lo que antes te servía, puede dejar de hacerlo.

La clave está en probar, sentir, y escuchar(te).
No hay nada más sexy que una mujer que elige lo que le sienta bien.

El placer, como los zapatos, se disfruta más cuando te lo pones tú… y no porque alguien te diga que queda bonito.

Conclusión: Si no te queda bien, no lo repitas

Deja de forzar experiencias que no son para ti.
Tu sexualidad no necesita más normas, necesita más autenticidad.
Y si vas a andar ese camino… que sea con pasos firmes, sueltos y llenos de gusto.

El sexo es como un par de zapatos: si no te queda bien, no lo usas.