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Trabajo, novio o piso: elige tu infierno particular.

En la vida, siempre estás buscando una de estas tres cosas: trabajo, novio o piso.

Nunca las tres a la vez. Eso sería demasiada estabilidad y el universo tiene un sentido del humor muy particular.

Si tienes trabajo estable, el piso es un agujero infumable y tu vida amorosa es un desierto emocional. Si tienes pareja, el trabajo es una mierda y el casero acaba de subir el alquiler. Si tienes un piso decente, estás soltera y en el paro.

Es la ley de Murphy versión millennial: No puedes tenerlo todo, y si lo tienes, probablemente estés mintiendo en Instagram.

Veamos cada frente de batalla:

EL TRABAJO: Ese lugar donde pasas 8 horas diarias (o 10, o 12, quién cuenta ya) fingiendo que te importa la misión y visión de la empresa mientras mentalmente estás planeando tu renuncia triunfal. Buscas trabajo cuando lo tienes porque el actual es una mierda. Y cuando no lo tienes, lo buscas con la desesperación de quien necesita pagar facturas. Es un círculo vicioso precioso.

EL NOVIO: O la pareja, o el ligue, o lo que sea que estemos persiguiendo esta temporada. Cuando lo tienes, te preguntas si no estarás perdiendo el tiempo. Cuando no lo tienes, te convences de que morirás sola rodeada de gatos (aunque los gatos molan, no nos engañemos). Lo buscas en apps, en bares, en el supermercado, en cualquier sitio donde haya humanos con los que potencialmente podrías compartir fluidos y Netflix.

EL PISO: El santo grial de la existencia moderna. Ese espacio de 50 metros cuadrados (si tienes suerte) que cuesta el 70% de tu sueldo y donde las paredes son tan finas que conoces la vida íntima de tus vecinos mejor que la tuya propia. Lo buscas constantemente porque el casero sube el alquiler, porque necesitas mudarte más cerca del trabajo que acabas de conseguir, o porque la relación que tenías se fue al garete y necesitas un sitio donde llorar en paz.

Y lo fascinante es que estas tres búsquedas se retroalimentan. Necesitas el trabajo para pagar el piso. Necesitas el piso para tener dónde llevar al novio. Y necesitas al novio para no volverte loca mientras buscas trabajo y piso.

Es un juego de malabarismo existencial donde las bolas nunca dejan de moverse y, si te descuidas, todas te caen en la cabeza a la vez.

La buena noticia: No estás sola. Todas estamos en esta montaña rusa. Todas fingimos tenerlo más controlado de lo que realmente está. Todas hemos llorado en un baño de Ikea porque el piso nuevo necesita muebles que no podemos permitirnos con el sueldo del trabajo que odiamos mientras nuestro novio no entiende por qué estamos tan estresadas.

La mala noticia: No mejora. Solo aprendes a surfear el caos con más estilo.

Así que levanta tu copa (de vino barato porque el buen vino se lo llevó el presupuesto del alquiler) y brindemos por la trinidad sagrada de la vida adulta. Que nunca las tengamos todas a la vez, pero que al menos la que tengamos en ese momento merezca la pena.

¿En cuál de las tres estás ahora? Si respondes "en ninguna", te creo. Si respondes "en las tres", no te creo pero admiro tu capacidad para mentir con convicción.

LA "SAGRADA TRINIDAD" DE LA VIDA ADULTA.