¡ENVÍO GRATIS POR COMPRA SUPERIOR A 40€

Manual para mujeres que descubrieron el poder del placer.

Dice el refrán: puede que el hombre haya descubierto el fuego, pero las mujeres descubrimos cómo jugar con él.

Y vaya si aprendimos.

Porque una cosa es descubrir algo y otra muy distinta es dominarlo. Los hombres descubrieron el fuego y se calentaron las manos. Las mujeres aprendimos a cocinarlo, a perfumarnos con él, a usarlo para iluminar la oscuridad y, cuando fue necesario, a quemar lo que ya no nos servía.

Jugar con fuego tiene mala prensa. Te dicen desde pequeña que no lo hagas, que es peligroso, que te vas a quemar. Y tienen razón: es peligroso. Pero ¿sabes qué? También lo es cruzar la calle, enamorarse o vivir en general. Y aun así lo hacemos.

Porque hay cosas que merecen el riesgo.

Jugar con fuego, en el contexto que nos importa aquí en EstallaX, es conocer tu poder. Es saber exactamente qué efecto produces y decidir conscientemente cuándo usarlo y cuándo guardarlo. Es entender que tu s3xualidad no es algo que te pasa, sino algo que tú diriges.

Es el arte de la seducción cuando tú decides seducir. No porque necesites validación externa, sino porque te apetece. Porque es divertido. Porque puedes.

Pero jugar con fuego requiere práctica. No puedes pretender dominarlo sin quemarte alguna vez. Todas nos hemos chamuscado las cejas en este proceso. Todas hemos coqueteado demasiado o demasiado poco. Todas hemos enviado ese mensaje del que nos arrepentimos o no hemos enviado ese otro que deberíamos.

La diferencia entre quemarte y calentar el ambiente está en una cosa: intención.

Cuando juegas con fuego sin saber lo que haces, te quemas. Cuando lo haces conscientemente, calientas exactamente lo que quieres calentar.

¿Y cómo se aprende? Probando. Equivocándote. Ajustando. Porque nadie nace sabiendo. Ni siquiera esas mujeres que parecen tenerlo todo controlado (spoiler: tampoco lo tienen, solo son mejores fingiendo).

El secreto está en no tenerle miedo. No al fuego ni a tu propio poder. El miedo te hace dudar, y la duda apaga cualquier llama antes de que tenga oportunidad de arder.

Así que sí, juega con fuego. Conoce tu poder. Úsalo conscientemente. Y si alguien se quema porque no supo manejar tu calor, ese no es tu problema. Es su responsabilidad saber si puede o no con tu temperatura.

Porque al final del día, el fuego no es peligroso. Peligroso es una mujer que sabe exactamente cómo usarlo.

Y esa, querida, eres tú.

CÓMO JUGAR CON FUEGO (Y NO QUEMARTE).