Cuando el amor sensato es un oxímoron

Vamos a decirlo claro: busco amor. Pero no cualquier amor. No busco ese amor de Instagram, con fotos en miradores y desayunos perfectos. No quiero ese amor "maduro" donde cada uno tiene su espacio y su vida independiente. No señor.

Busco amor ridículo. Amor del que te hace llamar a tu mejor amiga a las 3 de la madrugada para contarle que te ha mandado un audio de buenos días. Amor incómodo, de esos que te hacen cancelar planes porque prefieres quedarte en el sofá viendo cualquier cosa con esa persona. Amor absorbente, del que no sabes dónde terminas tú y empieza el otro.

El amor sensato es aburrido. Y sí, ya sé lo que estás pensando: "Eso no es sano, necesitas tu espacio, tu independencia". Vale. Pero ¿sabes qué? Paso de sensato. La sensatez está sobrevalorada. La sensatez es para elegir un fondo de pensiones, no para enamorarse.

Quiero un amor que nos haga vivir el uno sin el otro. Sí, has leído bien: SIN el otro. Porque cuando encuentras a alguien con quien la vida es tan jodidamente buena que vivir sin esa persona se convierte en un sinsentido, entonces has encontrado algo que merece la pena.

¿Que es poco realista? Perfecto. La realidad ya es suficientemente aburrida de lunes a viernes. Déjame tener esto.

¿Que me voy a llevar una decepción? Posiblemente. Pero prefiero decepcionarme persiguiendo algo extraordinario que conformarme con algo "razonable". Las historias que cuentas a los 80 años no empiezan con "Fue muy sensato y práctico".

Así que sí, busco amor ridículo. Amor del que hace que tus amigas pongan los ojos en blanco pero secretamente te envidien un poco. Amor que asusta porque es demasiado, pero al mismo tiempo sabes que menos sería una mentira.

Y si eso me convierte en una romántica empedernida en pleno siglo XXI, que así sea. Al menos no moriré preguntándome cómo habría sido.

¿Y tú? ¿Te conformas con amor sensato o también buscas el ridículo?

BUSCO AMOR RIDÍCULO (Y NO ME AVERGÜENZO).